Son las cinco de la tarde de un
domingo normal, un día normal de una semana normal. Pero de repente, parece que
todo vuelve a encajar.
Acabo de terminar de ver una
buena peli, aquí tumbado en el sofá y como de costumbre, irrumpes con fuerza de
nuevo en mis pensamientos, sigo echándote de menos, pero no hablaré de ti, tú
me lo pediste. Y al pensar esto, un revoltijo de recuerdos, momentos, risas,
personas, comentarios y caras vuelan alrededor de mi cabeza saltando de un
pensamiento en otro como si mi mente buscara algo en una enciclopedia
multimedia. Salto de la natación a los pasos, de los pasos al coche con mi
padre, y luego solo conduciendo hacia Galicia, luego vuelvo a tirarme al agua a
entrenar, y de repente estoy abrazado llorando con Calderón padre el Viernes
Santo. ¿Qué buscas? ¿Qué intentas recordar? ¿Cuál es el pensamiento o el
recuerdo que hace que estés intranquilo? Me levanto del sofá aturdido, camino
hacia la cocina y permanezco inmóvil mirando la pizarra del frigorífico. No, no
es eso lo que busco ahora, me giro y subo las escaleras a mi cuarto mientras
una melodía suena en mi cabeza y sé que voy buscando, pero cuando llego y hago
sonar mi caja de música siento que hoy no sirve, que no es eso lo que calmará
mi intranquilidad, así que vuelvo al salón y me siento ante el ordenador, lo
abro y busco entre las carpetas de música, de imágenes, entre los montones de
documentos escritos, los fragmentos de películas, de libros, de conversaciones
guardadas para que algún día de los que estoy perdido pueda leerlos y me
recuerden por qué lucho. Pero no encuentro nada que me calme.
El revoltijo de pensamiento no
cesa, aunque ya hay gente que empieza a repetirse y eso me tranquiliza, parece
que ya empiezo a encontrar algo. El passat blanco, el kalos blanco, el megan
amarillo, el rio celeste, el 207 gris, el atos blanco, el toledo gris, la vespa
azul, el soni negro, el mondeo con el 123 quitado y el 207 clavado en la arena.
Sigo buscando.
Y entonces todo encaja, todos los
pensamientos se asientan como al despertar de un sueño e intentas recordar que
has soñado mientras se va borrando. No buscaba un recuerdo, no buscaba una
cara, ni siquiera buscaba una persona. No quería música ni imágenes. Quería
escapar. Escapar de todos los recuerdos, olvidarme de todo, ser un Nicolas Cage
en Leaving Las Vegas. Aunque en esa criba se pierdan grandes momentos. Eso es
lo que quiero hacer hoy.
Huir del pasado que yo mismo me
he forjado, que yo he construido y que yo os he mostrado. Hoy puedo decir que
sí, soy quien soy por mis propias acciones. No culparé a nadie, no compartiré
mi carga, pero también puedo decir que sí, que hoy es el día en el que todo
vuelve a encajar. Hoy es el día en el que veo claro el camino. Y es un camino
lleno de barro, lleno de penurias y de malos tragos, de afrontar reproches y de
dar explicaciones, pero es el camino que me llevará a ser mejor persona. Y al
final del camino, cuanto todo acabe y no haya ante mi más que un verde valle
por el que caminar tranquilo, entonces estaré preparado para volver a caminar
junto a vosotros, junto a aquellos que decidan seguir caminando junto a mí. Y
será el momento de poder decir: Sí, lo he conseguido, soy un hombre libre.