Hoy vuelvo a releer algo que
escribí hace tiempo, “cosas que me gustan” era un fiel reflejo de aquello que
me gusta y que no, esas cosas que veo en mi que quizás se le escapen a quienes
no leen más allá de las líneas de mis textos o en la profundidad de mis ojos.
Hoy estoy dispuesto a dejaros otra ventana abierta, dejad que os dibuje un
poco.
Me gusta mirar, quizás sea lo que
más me gusta. Me gusta mirar y sobre todo me gusta ver, por eso quizás me
gusten tanto los ojos de las personas. Me gusta ver más allá, aunque reconozco
que últimamente me cuesta ver a las personas que tengo delante. Me gusta que
cada objeto me traiga recuerdos, me gusta leer una y otra vez la bandera
firmada que tengo sobre mi cama, me gusta recordar de donde vienen las medallas
del Rocío y de la Soledad que tengo
colgando ante mí. Me gusta saber que esos recuerdos no morirán. Me paro a
escuchar la canción que suena mientras que escribo, me encanta inundarme por
ella y sentir que aquí sentado junto a mí hay un amigo escuchando cada canción.
O quizás no estén sentados, quizás estén dando izquierdos y tres pasitos por detrás
de mí, quizás
estemos en un coche con las capuchas puestas cabeceando escuchando el hip hop mas clasico, quizas vayamos en un autobus camino de un campeonato o quizas en mi coche y tal vez sea yo el que conduzca y ella la que elige la
música y al final siempre acabe poniendo flamenqueo. Me encanta recordar tantos
detalles y sentir que no estoy solo. Me encantan los días en que miro por la
ventana y ver que los colores del dibujo tienen mucha luz, es en esos días
cuando puedo sentir que amo la vida. Es en esos días cuando puedo sentirme en
casa y sentirlos a todos junto a mí, podría conducir dándome el aire en la cara
hasta Santiponce y hablar durante horas de coches y motos. Sentirme vivo. Eso
es lo que más amo. Salir una noche con “mi niño” y no saber como amaneceremos.
Saber que en el fondo a mi rubiales le hubiera encantado elegir destino en Barcelona
solo por hacer locuras conmigo. Me encanta apreciar los detalles y dejar fluir
aquellas cosas que no merecen mi atención. Me gusta mi capacidad de adaptarme a
cualquier situación y sacar el lado bueno a todo… y reconozco que últimamente
he flaqueado un poco en ese aspecto, eso me lleva a…
No me gusta que a veces me derrumbe
y que todos los colores del dibujo de repente sean una gama de grises. No me
gusta haber deseado la eterna oscuridad como única salida a mis defectos. No me
gusta haber tenido que llegar a hacer daño a tanta gente para darme cuenta de
que así no se hacen las cosas. No me gustan muchas cosas de mi pasado, aunque
me da esperanzas pensar que todas ellas me han llevado a ser lo que soy hoy. No
me gusta cuando recibo un castigo que no he merecido, y mucho menos cuando lo
recibo justamente, porque eso significa que he vuelto a fallar. No me gusta que
me juzgue quien no debe hacerlo, de hecho… no me gusta sentirme juzgado. No me
gusta que los que estuvieron ya no están, y no me gusta que a veces piense que
es solo culpa mía, aunque me reconforta saber que sus caminos están llenos de
alegría. No me gusta discutir, porque saca lo peor de mí. No me gusta tener que
estar pidiendo perdón, por el daño causado, y porque me recuerda esa etapa de
mi que no volveré a ser. No me gusta haberme anclado en el pasado demasiado
tiempo y por eso…
Por eso no termino mi relato
enfadado, sino alegre y esperanzado. Vuelvo a abrir esa ventana y hace un día
radiante, el horizonte parece haber sido dibujado por un poeta. Siento la brisa
en la cara y es como si sus besos hubieran viajo cientos de kilómetros y se
posaran en mis mejillas. Y de nuevo otra canción me invade y tarareo la letra…
“hoy tengo un plan, perfecto plan diría yo…” Sonrio.
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