miércoles, 27 de julio de 2011

Crónica de un santo

Todo un día esperando. Un niño nervioso que espera que se acuerden de él, un adolescente enfadado porque no llegan y un adulto que sabe que no llegarán. Un niño que llora, un adolescente que se siente solo y un adulto que se siente culpable. Un niño que quiere veros ya, un adolescente impaciente que quiere coger el coche y correr a buscaros y un adulto que sabe que no debe hacerlo, que debe esperar y madurar.

Lo sé, sé que lamentarse ahora no sirve, sé que publicar esto no hará que volváis, se que me he acostumbrado a actuar y luego llorar. Pero esta vez me he pasado y no basta con pedir perdón, no sirve pedir que se mire hacia otro lado, porque al igual que los vuestros, mi corazón tampoco puede mirar hacia otro lado y pasar página.

Quizás sea egoísmo, quizás la pequeña parte de un niño bueno que aún conservo que quiere llevarse bien con todos, quizás porque piense que ustedes estáis mal y eso me duele más que estar mal yo mismo, o quizás simplemente porque me niego a pensar que nuestros caminos se separarán a partir de ahora. Quizás es una mezcla de todo, no lo sé.

He sido tan feliz junto a vosotros que darme cuenta que ahora estáis a un mundo de mi me resulta tan extraño como doloroso. Pasan los días y sigo sin noticias vuestras; y más hoy, esta noche será especial, estaré con mi familia, con la gente que me quiere y sé que me faltaréis ustedes.

Pasa lento el día, las manecillas del reloj parecen dormidas; cambios de humor delatan mi estado de ánimo. Con ese va y ven de pensamientos y emociones llega la noche. Risas, fotos y bromas, pero no consigo desconectar. Especialmente me acuerdo de ti, recuerdo que te encantaban estas reuniones, recuerdo cómo te escondías tras tu risa, recuerdo celebraciones y fiestas en familia. En unas horas será tu santo y cuando felicite a mi hermana indudablemente te felicitaré a ti en mi corazón. Mi cara sonríe a mis primos mientras mi corazón oscuro y triste parece inerte.

Pero de repente todo cambia, una luz cegadora ilumina mi cara. Al fin una señal de vida, al fin no estoy solo. Leo el mensaje una y otra vez. Lo leo y te imagino, soy capaz de verte ante mí, de dibujar cada detalle de tu cara sonriente. Miro a tus ojos y veo lo que piensas. Tú nunca me has fallado, la que más me ha aguantado y a pesar de todo lo que has tenido que perdonar, la que sigue ahí. Una vez más has vuelto a demostrar quién eres, quien has sido desde el primer día y quien serás siempre. Hoy me voy a la cama feliz, gracias.

sábado, 23 de julio de 2011

Felicidades

Hoy, ni ayer ni mañana, sino hoy, 24 de Julio. Hoy es un día especial. Cualquiera que lea este blog pensará, para este tio todos los días son especiales, y bueno, tampoco va muy desencaminado, pero cada uno es especial a su manera, y hoy es un día tan especial que merece dar las gracias una y otra vez. Merece dar las gracias por todas aquellas circunstancias que han llevado a que hoy tenga algo que celebrar, a que hoy tenga el placer de celebrar el cumpleaños de alguien tan especial. Si chicos, no os voy a hablar de amor, de amaneceres ni atardeceres encantados, no os voy a revelar secretos de mí mismo ni a encandilar con alguna fantasía. Hoy quiero que conozcáis a través de estas líneas a alguien muy especial, merecedor con creces de ser uno de los marineros más importantes de este navío y por supuesto de aparecer reflejado en el cuaderno de bitácora de este viaje.

Hoy, mi amigo SHC cumple 24 tacazos. Parece mentira que lo conozca desde hace tan solo tres. Y es que han sido tres años que han dado para mucho. Innumerables momentos de alegría y también de pena; de agobios, de estrés, de mosqueos y de diferencias, pero de reconciliaciones y de amistad. De amistad pura y de cariño, de momentos de reflexión y de ratos de no hacer nada. De configuraciones de coches, de días de piscina, de tetería y de feria. De clase, de baile, de mañanas y de noches. Hemos superado cosas, hemos luchado y hemos seguido adelante, y por eso sé que he de dar las gracias porque hoy puedo llamarte AMIGO.

Pero como os he dicho, quiero que lo conozcáis, quiero que sepáis de él lo suficiente como para conocerlo, aunque nunca lo hayáis visto. Y no os lo voy a describir como para que al verlo lo conozcáis, sino para que vuestro corazón lo conozca, porque os aseguro que merecerá la pena. Podríais empezar por conocer su lado trabajador, esa parte de él que sí, hay que reconocer que deja todo para última hora, quizás por eso sea mi amigo, porque es igual que yo, pero no penséis ni por un momento que es un problema, porque os sorprenderá en el último momento con un trabajo esplendido. Quizás sea una metáfora de su comportamiento con otros temas, quizás tan solo sea una mala costumbre de trabajo, pero me servirá para que comprendáis más sobre él. No es una persona a la que vea todos los días, no hablo con él a todas horas, pero en el momento de la entrega del trabajo, en las noches de desesperación o días de necesidad, ahí está ese compañero que no falla. Hay es cuando conoceréis al verdadero Sergio. Ahí comprenderéis porque ocupa un puesto de pódium entre mis amigos. Y no es porque me dé la razón en todo, o porque sea un hombro sobre el que llorar, sino porque al igual que en el trabajo, dará su punto de vista, buscará e indagará todas las soluciones posibles y trabajará con ahínco para que el resultado sea ideal y os aseguro compañeros, que suele sacar nota.

Por último os advierto una cosa marineros, si alguna vez os cruzáis con este hidalgo caballero, no os dejéis engañar por su aspecto, quizás algo chulesco por los restos de su pasado, pues tendréis ante ustedes a un señor de los pies a la cabeza, a un amigo de sus amigos, alguien digno de guardar en tu círculo más íntimo, a alguien que os abrirá las puertas de su castillo de par en par, porque es alguien a quien os sentiréis increíblemente afortunados de poder llamar AMIGO.

martes, 19 de julio de 2011

Mi caja de música


Tumbado en mi cama, mil imágenes cruzan mi mente, muchas me alegran pero es una alegría amarga, mientras un nudo en la garganta marca los ritmos de mi respiración. Mi mirada inquieta corretea por mi cuarto en busca de algo que distraiga mi mente. Es imposible, sigo viendo los posters y las fotos ahora ya guardadas que me recuerdan de nuevo a ti.

Pero de repente una musiquilla irrumpe en esos pensamientos, los aleja y los hace pequeños. Me paro a observar de dónde viene la melodía y me sorprendo  al descubrir que es de mis propias manos. No sé cómo ha llegado ahí, pero ahí está, emitiendo su hermosa cancioncilla, es mi caja de música.

Es tan especial, quizás no os daríais cuenta, quizás pasaría por vuestras vidas y no repararíais en ella y por eso os la mostraré. Es pequeñita, es graciosa, con sus tapas que la cubren, pero si la miras bien puedes ver sus engranajes. Si la acaricias con mimo te regalará su canción que te conquistará de por vida. Su mecanismo es sencillo, pero tan hermoso a la vez, que te hace olvidar cualquier mal y fijarte únicamente en como graciosamente va girando el cilindro emitiendo cada nota. Quizás su melodía os parezca cursi al principio, pero es tan cálida, tan alegre, tan llena de energía, que os hará soñar y despertará vuestro lado más tierno y os parecerá que el sol brilla con todas sus fuerzas en vuestro interior. Y es que es así, así es ella, ella es: mi caja de música.

He de reconocer que cuando la vi por primera vez no sabía que tan maravilloso elemento acababa de entrar en mi vida. Jamás había tenido una caja de música, y mucho menos una con tanto encanto. Pero poco a poco, con cada vuelta del cilindro, con cada nota, con cada giro que mis dedos han dado a la manivela, esta coqueta caja de música ha conseguido ganarse con creces el puesto que ocupa actualmente, en mi mesita de noche, junto a mi almohada, porque aunque de noche no la haga sonar, aunque para ustedes no suene, yo la tengo muy presente, porque sé que siempre estará conmigo dispuesta a alegrarme mis momentos más tristes, ella es: mi caja de música.

lunes, 18 de julio de 2011

Zarpamos

Amanece un hermoso día soleado, remoloneo un poco entre las sábanas imaginando que ocurrirá hoy. Estoy triste, pero por alguna razón algo me dice que hoy es un día especial, que estoy preparado, hoy es el día indicado. Hoy comenzará nuestro viaje.

Nervioso como un niño la noche de reyes, no aguanto más en la cama, me levanto y corro al trabajo, estoy tan contento que incluso entreno un poco antes de que lleguen los alumnos, no puedo contener la energía.

Comienzo a escribir, y cual bohemio parisino, uso un folio sucio, las líneas van surgiendo casi sin darme cuenta mientras la gente a mi alrededor sigue su entrenamiento; van, vienen, siguen con sus vidas sin saber que mi cabeza no para de crear ideas, a veces tan rápido que mi mano es incapaz de atraparlas y quedan en el aire como quedan esas puestas de sol de verano: hermosas, pero efímeras.

Comienza el viaje, zarpa el barco, surcaremos los mares y seguro que vivimos montones de aventuras, tardes en que el mar será una hermosa pintura al óleo y tempestades en las que parezca que no volveremos a ver el sol. No les tengo miedo, la brisa del mar me da en la cara y sé que será una gran aventura y sé que no me faltarán marineros que compartan mis hazañas y quizás por eso es por lo que me siento con fuerzas para empezar. ¿Estáis preparados? ¡Allá vamos!