Como siempre, aprendiendo del
mismo, comencé a escribir para mí, y no para los demás. Y por eso he estado un
tiempo sin publicar, guardando escritos, que hoy al releerlos han deseado
salir, o al menos los fragmentos más llamativos de ellos. No quiero seguir
guardando. Ahora quiero volver a vivir, sin miedo a reconocer que me encanta la
vida, que me ilusiona conocer gente nueva y que por fin parece que he
encontrado a alguien con quien vuelvo a estar a gusto. Y lo gritaré a los
cuatro vientos.
Nadie
sabe qué pasará mañana, pero quiero vivir el presente, y extraerle todo el
meollo a la vida, para no llegar al momento de la muerte y darme cuenta de que
no he vivido.
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En los momentos de soledad es
cuando uno tiene tiempo de hablar con la persona más importante, consigo mismo.
Por eso no se ha de tener miedo a estar solo. Por eso de vez en cuando es hasta
necesario, porque es necesario hablarse y sobre todo escucharse.
Hoy me
paro a pensar, a escuchar canciones mientras la oscuridad de mi cuarto, como si
de una sala de cine se tratara, me irá mostrando escenas que ir ordenando. Dejaré
que las letras me ayuden a saber si este es un camino por el que hay que andar
descalzo o si debería correr en busca de tus ojos. Si debería seguir guardando
el secreto de mi tortuga o alejarme con mi rosa amarilla. Quizá vaya a ese lugar
que está a 3 o 4 cervezas de aquí y desde allí piense en la raja de tu falta y
en si te fuiste por lo que soy, o por lo que nunca fui.
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El frío, el viento, la lluvia,…
parece que hasta la naturaleza se ha puesto triste. Me despierto antes de que
suene el despertador y me paro a escuchar el silencio que reina en mi casa roto
por el ruido de la lluvia de fondo. Me levanto y voy hacia el baño. En el pasillo
me cruzo con mi madre. Me doy cuenta de que este insignificante detalle lleva
ocurriendo cada mañana desde hace un montón de años y nunca me había parado a
pensarlo. Me fundo con ella en un abrazo, sin mediar palabra, no es necesario.
Me arreglo despacio, ralentizando el tiempo todo lo que puedo, no quiero que
llegue el momento de salir de casa.
Al bajar las escaleras, ahí está
de nuevo ella, la que siempre ha estado, por encima de problemas y discusiones,
con la única condición de que le devolviera mi amor y una sonrisa cada mañana.
No sé qué sería de mí si ya no estuviera, si me faltara, si no velara por mí en
cada momento. Nos abrazamos y ambos lo sabemos. Es ley de vida, pero ha llegado
demasiado pronto.
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Hoy conduzco sin prisa, con
ganas de sentir, no pongo la radio para que mis sentidos capten todo. Cuando
enfilo la calle mi corazón se acelera y mi coche también, tengo ganas de verte.
Aparco y subo las escaleras con una energía inusual. Hoy todo tiene que salir
bien. Entro y ahí estás. Sonrío. Sonrío con todo mi corazón, como tú me
pediste, con dedicatoria incluida. Sonrío porque tú conseguiste que lo hiciera.
Sonrío aunque nadie más sepa porque. Y siento que será especial.
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A pocas
horas de saber al fin si mi destino dará un golpe de timón, hoy miro al mar
desde la proa de mi barco, noto el viento de los días que sopla con fuerza
empujando mis velas. Miro al horizonte, ¿qué nuevas aventuras nos deparará este
loco mar? Al mismo tiempo no puedo evitar mirar atrás y pensar en las hermosas
islas donde he descansado y las tempestades contra las que he luchado. Todas
las cosas vividas son las que me han llevado a donde estoy y después de los
últimos capítulos, puedo decir que estoy preparado para zarpar de nuevo.
Vuelven a encajar la mayoría de las piezas, mis tripulantes siguen sus caminos
y estoy feliz por ellos. Amelie vuelve a creer en el amor, nuestros corazones
cada vez hablan más, alguien que vuelve a interesarse en ella y que le
preguntará si tiene hueco en su bolso para unas llaves, mi león con un proyecto
que le llevará a ser el rey y mi compañero de proyecto que se ilusiona buscando
hogar, hogar que mi hermano está a punto de estrenar.
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Mil historias, mil tripulantes,
millones de momentos. Idas y venidas que te hacen perder a gente y encontrar a
otros. Momentos en los que uno siente que está solo y momentos en los que
alguien te hace comprender lo que es ser AMIGO. Y es que siempre he creído que
hay amigos de diferentes niveles, y con los hechos de últimamente me he
sorprendido al descubrir la cantidad de amigos de primera línea que tengo. Los
que estarán a pie de cañón pase lo que pase. Sé que tengo que cuidarlos y
espero aprender a hacerlo, porque hasta ahora no he sabido. Decidido a volver a
rescatar mi proyecto de ser mejor persona, por vosotros, por mí. Se os quiere
tripulantes.
Hasta el próximo capítulo.